viernes, 12 de julio de 2013

Boccanera en mi mente

SUMA
Los días no contaban para mí,
bastaba la palabra.
Yo escuchaba en cuclillas cómo alguna palabra
                 conversaba con otra.
No contaban los días.
Pero extravié palabras y los días me siguieron de
                 cerca con sus largos abrigos.
Yo iba mirando el suelo.
"Ese no cuenta el cuento", vaticinaron unos.
Yo no escuchaba a nadie, yo contaba con ellas.
Los días fueron como trapos mojados en los pies.
Habité días feroces porque perdí palabras.
Eran contadas y eran, al fin, las que contaban
El tiempo es implacable.
El que pierde palabras tiene los días contados.

OLAS
Tu corazón es una taza diminuta,
y es la única taza que precisa dos bocas,
y es la única boca que no se vuelca nunca.
             Enormes olas,
locomotoras de agua se desploman cerca de tus
             labios de Grecia.
Pero esto es Isla Negra y enfundada que vas en
             un abrigo hecho para otro cuerpo,
             hecho para otro clima.
Pero siempre en tus ojos brillando una tacita.
Entonces,
hay un hombre encerrado en los papeles de la
             noche.
Sus vagabundos quieren levantar esa taza,
             como los deportistas a sus copas doradas.


 Alejandra Pizarnic abre su cuaderno de apuntes

El hombre que saca la cabeza del agua,
                     es un pez y se asfixia.
El pez que mete la cabeza en el agua,
                     es un hombre y se ahoga.

El poeta escribe en la línea del agua,
                     y se asfixia,
                     y se ahoga.


ENVIOS
Todo lo que se da llega a destiempo.
           No existe otra manera.
Entre el ojo y la mano hay un abismo.
Entre el quiero y el puedo hay un ahogado.
Un país que asoma su cabeza deforme en una
           carta,
y va a darse a destiempo, nada es lo que
           esperabas.
Y lo que llega envuelto en papel de regalo se irá
           sucio de odio.

Bailamos entre los escombros de una cita.
Dibujamos una taza de café en el desierto.
Vivimos de sumar y de restar:
lo que te da el amor, lo que te quita el miedo.
Al final nos entregan los huesos de un perfume.

Aún así persistimos.
En alguna montaña vive un pez resbaloso.
Entre números rotos se desliza una estrella.

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